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I. Lo que primeramente debe aprender un jóven
El jóven debe ante todas cosas aprender la Perspectiva
para la justa medida de las cosas despues estudiar copiando
buenos dibuxos, para acostumbrarse áun contorno
correcto: luego dibuxará el natural para ver
la razon de las cosas que aprendió antes; y ultimamente
debe ver y exáminar las obras de varios Maestros,
para adquirir facilidad en practicar lo que ya ha aprendido
II. Que estudio deban tener los jóvenes
El estudio de aquellos jóvenes que desean aprovechar
en las ciencias imitadoras de todas las figuras de las
cosas criadas por la naturaleza, debe ser el dibuxo,
acompañado de las sombras y luces convenientes
al sitio en que están colocadas las tales figuras.
III. Que regla se deba dar de los principiantes
Es evidente que la vista es la operacion mas veloz
de todas quantas hay, pues solo en un punto percibe
infinitas formas; pero en la comprehension es menester
que primero se haga cargo de una cosa, y luego de otra:
por exemplo: el lector verá de una ojeada toda
ésta plana escrita, y en un instante juzgará
que toda ella está llena de varias letras; pero
no podrá en el mismo tiempo conocer qué
letras sean, ni lo que dicen; y asi es preciso ir palabra
por palabra, y linea por linea enterándose de
su contenido. Tambien para subir á lo alto de
un edificio, tendrás que hacerlo de escalon en
escalon, pues de otro modo será imposible conseguirlo.
De la misma manera, pues, es preciso caminar en el arte
de la Pintura. Si quieres tener una noticia exacta de
las formas de todas las cosas, empezarás por
cada una de las partes de que se componen, sin pasar
á la segunda, hasta tener con firmeza en la memoria
y en la práctica la primera. De otro modo, ó
se perderá inutilmente el tiempo, ó se
prolongará el estudio: y ante todas cosas es
de advertir, que primero se ha de aprender la diligencia
que la prontitud.
IV. Noticia del jóven que tiene disposicion
para la Pintura
Hay muchos que tienen gran deseo y amor al dibuxo,
pero ninguna disposicion; y esto se conoce en aquellos
jóvenes, á cuyos dibuxos les falta la
diligencia, y nunca los concluyen con todas las sombras
que deben tener.
V. Precepto al Pintor
De ningun modo merece alabanza el Pintor que solo sabe
hacer una cosa, como un desnudo, una cabeza, los pliegues,
animales, paises ú otras cosas particulares á
éste tenor; pues no habrá ingenio tan
torpe, que aplicado á una cosa sola, practicándola
continuamente, no venga á executarla bien.
VI. De que manera debe estudiar el jóven
La mente del Pintor debe continuamente mudarse á
tantos discursos, quantas son las figuras de los obgetos
notables que se le ponen delante; y en cada una de ellas
debe detenerse á estudiarlas, y formar las reglas
que le parezca, considerando el lugar, las circunstancias,
las sombras y las luces.
VII. Del modo de estudiar
Estúdiese primero la ciencia, y luego la práctica
que se deduce de ella. El Pintor debe estudiar con regla,
sin dexar cosa alguna que no encomiende á la
memoria, viendo qué diferencia hay entre los
miembros de un animal, y sus articulaciones ó
coyunturas.
VIII. Advertencia al Pintor
El Pintor debe ser universal, y amante de la soledad;
debe considerar lo que mira, y raciocinar consigo mismo,
eligiendo las partes mas excelentes de todas las cosas
que ve; haciendo como el espejo que se trasmuta en tantos
colores como se le ponen delante: y de esta manera parecerá
una segunda naturaleza.
IX. Precepto del Pintor universal
Aquel que no guste igualmente de todas las cosas que
en la Pintura se contienen,, no será universal;
porque si uno gusta solo de paises, es señal
de que solo quiere ser simple investigador, como dice
nuestro Boticello, el qual añadia que semejante
estudio es vano; porque arrimando á una pared
tina esponja llena de varios colores, quedará
impresa una mancha que parecerá un pais. Es verdad
que en ella se ven varias invenciones de aquellas cosas
que pretende hacer el hombre, como cabezas, animales
diversos, batallas, escollos, mares, nubes, bosques
y otras cosas asi: pero es casi como la música
de las campanas, que dice lo que á ti te parece
que dice. Y asi, aunque tales manchas te den invencion,
nunca te podrán enseñar la conclusion
y decision de una cosa en particular, y los paises del
dicho Pintor eran bien mezquinos.
X. De que manera ha de ser universal el Pintor
El Pintor que desée ser universal, y agradar
á diversos pareceres, hará que en una
sola composicion haya masas muy obscuras, y mucha dulzura
en las sombras; pero cuidado de que se advierta bien
la razon y causa de ellas.
XI. Precepto al Pintor
El Pintor que en nada duda, pocos progresos hará
en el arte. Quando la abra supera al juicio del executor,
no adelantará mas éste pero quando el
juicio supera á la obra, siempre irá ésta
mejorando, á menos que no lo impida la avaricia.
XII. Otro Precepto
Primeramente debe el Pintor exercitarse en copiar buenos
dibuxos, y despues de esto con el parecer de su Maestro
se ocupará en dibuxar del relieve, siguiendo
exáctamente las reglas que luego se darán
en la seccion que de esto trate.
XIII. Del perfilar las figuras de un quadro
El perfil de un quadro de historia debe ser muy ligero,
y la decision y conclusion de las partes de cada figura
es menester que no sea demasiado acabada. Solo se pondrá
cuidado en la colocacion de ellas, y luego, si salen
á gusto, se podrán ir concluyendo despacio.
XIV. De la correccion de los errores que descubre uno
mismo
Debe poner cuidado el Pintor en corregir inmediatamente
todos aquellos errores que él advierta, ó
le haga advertir el dictámen de otros, para que
quando publique la obra, no haga pública al mismo
tiempo su falta. Y en esto no debe lisongearse el Pintor
que en otra que haga subsanará y borrará
el presente descuido; porque la pintura una vez hecha
nunca muere, como sucede á la música y
el tiempo será testigo inmutable de su ignorancia.
Y si quiere excusarse con la necesidad, la qual no le
dá el tiempo necesario para estudiar y hacerse
verdadero Pintor, la culpa será entonces tambien
suya; porque un estudio virtuoso es igualmente pasto
del alma y del cuerpo. ¡Quántos Filósofos
hubo que habiendo nacido con riquezas, las renunciaron,
porque no les sirviesen de estorvo en el estudio!
XV. Del propio dictamen
No hay cosa que engañe tanto como nuestro propio
díctámen al juzgar de una obra nuestra;
y en éste caso mas aprovechan las criticas de
los enemigos, que las alabanzas de los amigos; porque
estos como son lo mismo que nosotros, nos pueden alucinar
tanto como nuestro propio dictamen.
XVI. Modo de avivar el ingenio para inventar
Quiero insertar entre los preceptos que voy dando una
nueva invencion de especulacion, que aunque parezca
de poco momento, y casi digna de risa, no por eso dexa
de ser muy útil para avivar el ingenio á
la invencion fecunda y es, que quando veas alguna pared
manchada en muchas partes, ó algunas piedras
jaspeadas, podrás mirándolas con cuidado
y atencion advertir la invencion y semejanza de algunos
paises, batallas, actitudes prontas de figuras, fisonomías
extrañas, ropas particulares y otras infinitas
cosas; porque de semejantes confusiones es de donde
el ingenio saca nuevas invenciones.
XVII. Del continuo estudio que se debe hacer aun al
tiempo de despertarse, o poco antes de dormir
Fue experimentado que es de grandisima utilidad, hallándose
uno en la cama á obscuras, ir reparando y considerando
con la imaginacion los contornos de las formas que por
el dia se estudiaron, u otras cosas notables de especulacion
delicada, de cuya manera se afirman en la memoria las
cosas que ya se han comprehendido.
XVIII. Primero se ha de aprender la exactitud que la
prontitud en el executar
Quando quieras hacer un estudio bueno y util, lo dibuxarás
primero despacio, y luego irás advirtiendo quántas
y quáles son las partes que gozan los principales
grados de luz y de la misma manera las que son mas obscuras
que las otras; como tambien el modo que observan de
mezclarse las luces y las sombras, y su qualidad cotejarás
igualmente unas con otras, y considerarás á
qué parte se dirijan las lineas, y en ellas quál
parte hace cóncava y quál convexá,
en dónde vá mas ó menos señalada,
mas ó menos sutil, y por último cuidarás
que las sombras vayan unidas y deshechas, como se vé
en el humo y quando te hayas acostumbrado bien á
ésta exáctitud, te hallarás con
la práctica y facilidad sin advertirlo.
XIX. El Pintor debe procurar oir el dictamen de cada
uno.
Nunca debe el Pintor desdeñarse de escuchar
el parecer de qualquiera, mientras dibuxa ó pinta;
porque es evidente que el hombre, aunque no sea Pintor,
tiene noticia de las formas del hombre, y conoce quando
es jorovado, si tiene la pierna demasiado gruesa, a
muy grande la mano, si es cojo, o tiene qualquier otro
defecto personal: y pues que el hombre puede por si
juzgar de las obras de la naturaleza, ¡quánto
mas bien podrá juzgar de nuestros errores!
XX. Siempre se debe consultar el natural
El que crea que en su imaginacion conserva todos los
efectos de la naturaleza, se engaña; porque nuestra
memoria no tiene tanta capacidad; y asi en todo es menester
consultar con el natural cada parte de por sí.
XXI. De la variedad en las figuras
Siempre debe anhelar el Pintor á ser universal,
porque si unas cosas las hace bien y otras mal, le faltará
todavia mucha dignidad, como á algunos que solo
estudian el desnudo, segun la perfecta proporcion y
simetría, y no advierten su variedad porque bien
puede un hombre ser proporcionado, y ser al mismo tiempo
grueso, alto, algo baxo, delgado ó de medianas
carnes; y asi el que no pone cuidado en ésta
variedad hará siempre sus figuras de estampa,
y merecerá gran reprehension (1).
XXII. De la universalidad
Facil es hacerse universal el que ya sabe por qué
todos los animales terrestres tienen semejanza entre
si, respecto á los miembros á los músculos
huesos y nervios, variándose solo en lo largo
ó grueso, como se demostrará en la Anatomía.
Pero en quanto á los aquátiles, cuya variedad
es infinita, no persuadiré al Pintor á
que se proponga regla alguna.
XXIII. De aquellos que usan solo la practica sin exactitud
y sin ciencia
Aquellos que se enamoran de sola la práctica,
sin cuidar de la exáctitud, o por mejor decir,
de la ciencia, son como el Piloto que se embarca sin
timon ni aguja; y asi nunca sabrá á donde
vá á parar. La práctica debe cimentarse
sobre una buena teórica, á la qual sirve
de guia la Perspectiva; y en no entrando por ésta
puerta, nunca se podrá hacer cosa perfecta ni
en la Pintura, ni en alguna otra profesion.
XXIV. Nadie debe imitar de otro
Nunca debe imitar un Pintor la manera de otro, porque
entonces se llamará nieto de la naturaleza, no
hijo; pues siendo la naturaleza tan abundante y varia,
mas propio será acudir á ella directamente,
que no á los Maestros que por ella aprendieron
(2).
XXV. Del dibuxar del natural
Quando te pongas á dibuxar por el natural, te
colocaras á la distancia de tres estados del
obgeto que vayas á copiar; y siempre que empieces
á hacer alguna línea, mirarás á
todo el cuerpo para notar la direccion que guarda respecto
á la linea principal.
XXVI. Advertencia al Pintor
Observe el Pintor con sumo cuidado quando dibuxe, como
dentro de la masa principal de la sombra hay otras sombras
casi imperceptibles en su obscuridad y figura: lo qual
lo prueba aquella proposicion que dice, que las superficies
convexás tienen tanta variedad de claros y obscuros,
quanta es la diversidad de grados de luz y obscuridad
que reciben.
XXVII. Como debe ser la luz para dibuxar del natural
La luz para dibuxar del natural debe ser del norte,
para que no haga mutacion; y si se toma del mediodia,
se pondrá en la ventana un lienzo, para que quando
dé el sol, no padezca mutacion la luz. La altura
de ésta será de modo que todos los cuerpos
produzcan sombras iguales á la altura de ellos.
XXVIII. Qué luz se debe elegir para dibuxa,
una figura
Toda figura se debe poner de modo que solo reciba aquella
luz que debe tener en la composicion que se haya inventado
de suerte, que si la figura se ha de colocar en el campo,
deberá estar rodeada de mucha luz, no estando
el sol descubierto, pues entonces serán las sombras
mucho mas obscuras respecto á las partes iluminadas
y tambien muy decididas tanto las primitivas corno las
derivativas, sin que casi participen de luz; pues por
aquella parte ilumina el color azul del ayre, y lo comunica
á todo lo que encuentra. Esto se ve claramente
en los cuerpos blancos, en donde la parte iluminada
por el sol aparece del mismo color del sol, y mucho
mas al tiempo del ocaso en las nubes que hay por aquella
parte, que se advierten iluminadas con el color de quien
las ilumina; y entonces el rosicler de las nubes junto
con el del sol imprime el mismo color arrebolado en
los obgetos que embiste, quedando la parte á
quien no tocan del color del ayre; de modo que á
la vista parecen dichos cuerpos de dos colores diferentes.
Todo esto, pues, debe el Pintor representar quando suponga
la misma causa de luz y sombra, pues de otro modo seria
falsa la operacion. Si la figura se coloca en una casa
obscura y se ha de mirar desde afuera, tendrá
la tal figura todas sus sombras muy deshechas, mirándola
por la línea de la luz, y hará un efecto
tan agradable, que dará honor al que la imite,
porque quedará con grande relieve, y toda la
masa de la sombra sumamente dulce y pastosa, especialmente
en aquellas partes en donde se advierte menos obscuridad
en la habitacion, porque alli son las sombras casi insensibles;
y la razon de ello se dira mas adelante.
XIX. Calidad de la luz para dibuxar del natural y del
modeloX
Nunca se debe hacer la luz cortada por la sombra decisivamente;
y asi para evitar este inconveniente, se fingirán
las figuras en el campo, pero no iluminadas por el sol,
sino suponiendo algunas nubecillas transparentes o celages
interpuestos entre el sol y el obgeto y asi no hallándose
embestida directamente por los rayos solares la figura,
quedarán sus sombras dulces y deshechas con los
claros.
XXX. Del dibuxar el desnudo
Quando se ofrezca dibuxar un desnudo, se hará
siempre entero, y luego se concluirán los miembros
y partes que mejor parezcan, y se irán acordando
con el todo; pues de otra manera se formará el
hábito de no unir bien entre si todas las partes
de un cuerpo. Nunca 8C hará la cabeza dirigida
ácia la parte que vuelve el pecho, ni el brazo
seguirá el movimiento de la pierna que le corresponde
y quando la cabeza vuelva á la derecha el ombro
izquierdo se dibuxará mas baxo que el otro, y
el pecho ha de estar sacado afuera, procurando siempre
que si gira la cabeza ácia la izquierda, queden
las partes del lado derecho mas altas ¡que las
del siniestro (3).
XXXI. Del dibuxar por el modelo ó natural
El que se ponga á dibuxar por el modelo ó
por el natural, se colocará de modo que los ojos
de la figura y los del dibuxante estén en linea
horizontal.
XXXII. Modo de copiar un obgeto con exactitud
Se tomará un cristal del tamaño de medio
pliego de marca, el qual se colocará bien firme
y vertical entre la vista y el obgeto que se quiere
copiar luego alexándose como cosa de una vara
y dirigiendo la vista á él, se afirmará
la cabeza con algun instrumento, de modo que no se pueda
mover á ningun lado. Despues cerrando el un ojo,
se irá señalando sobre el cristal el obgeto
que está á la otra parte conforme lo represente,
y pasando el dibuxo al papel en que se haya de executar,
se irá concluyendo, observando bien las reglas
de la Perspectiva aerea (4).
XXXIII. Cómo se deben dibuxar los paises
Los paises se dibuxarán de modo que los árboles
se hallen la mitad con sombra y la mitad con luz pero
es mejor, quando ocultado el sol con varios celages,
se ven iluminados de la luz universal del ayre. y con
la sombra universal de la tierra; observando que quanto
mas se aproximan sus hojas á ésta, tanto
mas se van obscureciendo.
XXXIV. Del dibuxar con la luz de una vela
Con ésta luz se debe poner delante un papel
transparente o regular; y de éste modo producirá
en el obgeto sombras dulces y deshechas.
XXXV. Modo de dibuxar una cabeza con gracia en el claro
y obscuro
El rostro de una persona que esté en un sitio
obscuro de una habitacion, tiene siempre un graciosísímo
efecto de claro y obscuro; pues se advierte que la sombra
del dicho rostro la causa la obscuridad del parage;
y la parte iluminada recibe nueva luz del resplandor
del ayre con cuyo aumento de sombras y luces quedará
la cabeza con grandisimo relieve, y en la masa del claro
serán casi imperceptibles las medias tintas;
y por consiguiente hará la cabeza bellísimo
efecto.
XXXVI. Qual haya de ser la luz para copiar el color
de carne de un rostro o de un desnudo
El estudio ó aposento destinado para éste
fin debería tener luces descubiertas, y las paredes
dadas de color roxo; y se procurará trabajar
quando el sol se halle entre celages, á menos
que las paredes meridionales sean tan altas, que no
puedan los rayos solares herir en las septentrionales,
para que la reflexion de ellos no deshaga el efecto
de las sombras.
XXXVII. Del dibuxar las figuras para un quadra historiado
Siempre debe tener cuidado el Pintor de considerar
en el lienzo o pared en que vá á pintar
alguna historia la altura en que se ha de colocar; para
que todos los estudios que haga por el natural para
ella, los dibuxe desde un punto tan baxo, como el en
que estarán los que miren el quadro despues de
colocado en su sitio pues de otro modo saldrá
falsa la obra.
XXXVIII. Para copiar bien una figura del natural ó
modelo
Para esto se puede usar un hilo con un plomico, con
el qual se irán advirtiendo los contornos por
la perpendicular
XXXIX. Medidas y divisiones de una estatua
La cabeza se dividirá en doce grados, cada grado
en doce puntos, cada punto en doce minutos, y cada minuto
en doce segundos &c.
XL. Sitio en donde debe ponerse el Pintor respecto
de la luz y al original que copia
Sea A B la ventana; M el punto de la luz digo, pues,
que el Pintor quedará bien, con tal que se ponga
de modo, que su vista esté entre la parte iluminada
y la sombra del cuerpo que se vá á copiar;
y éste puesto se hallará poniéndose
entre M y la division de sombras y luces que se advierta
en dicho cuerpo. Figura 1
XLI. Qualidad que debe tener la luz
La luz alta y abundante, pero no muy fuerte, es la
que hace el mas grato efecto en las partes del cuerpo.
XLII. Del engaño que se padece al considerar
los miembros de una figura
El Pintor que tenga las manos groseras, las liará
del mismo modo quando le venga la ocasion, sucediéndole
igualmente en qualquiera otro miembro, si no vá
dirigido con un largo y reflexivo estudio. Por lo qual
todo Pintor debe advertir la parte mas fea que se halle
en su persona, para procurar con todo cuidado no imitarla
quando vaya á hacer su semejante.
XLIII Necesidad de saber la estructura interior del
hombre
El Pintor que se halle instruido de la naturaleza de
los nervios, músculos y huesos, sabrá
muy bien qué nervios y qué músculos
causan o ayudan al movimiento de un miembro: igualmente
conocerá qué músculo es el que
con su hinchazon o compresion acorta el tal nervio,
y quáles cuerdas son las que convertidas en sutilísimos
cartílagos envuelven y circundan el tal músculo;
y nunca le sucederá lo que á muchos, que
siempre dibuxan de una misma manera, aunque sea en diversas
actitudes y posturas, los brazos, piernas, pecho, espaldas
&c.(5).
XLIV. Defecto del Pintor
Uno de los defectos del Pintor será el repetir
en un mismo quadro los mismos movimientos y pliegues
de una figura en otra, y sacar parecidos los rostros.
XLV. Advertencia para que el Pintor no se engañe
al dibuxar una figura vestida
En éste caso deberá el Pintor dibuxar
la figura por la regla de la verdadera y bella proporcion.
Ademas de esto debe medirse á sí mismo,
y notar en qué partes se aparta de dicha proporcion,
con cuya noticia cuidará diligentemente de no
incurrir en el mismo defecto al concluir la figura.
En esto es menester poner suma atencion; porque es un
vicio que nace en el Pintor al mismo tiempo que su juicio
y discurso: y como el alma es maestra del cuerpo, y
es qualidad natural del propio juicio deleytarse en
las obras semejantes á las que formó en
sí la naturaleza; de aqui nace que no hay muger
por fea que sea, que no encuentre algun amante, á
menos que no sea monstruosa: y asi el cuidado en esto
debe ser grandisimo
XLVI. Defecto del Pintor que hace en su casa el estudio
de figura con luz determinada, y luego la coloca en
el campo de luz abierta
Grande es sin duda el error de aquellos Pintores, que
habiendo hecho el estudio de una figura por un modelo
con luz particular, pintan luego, colocándola
en el campo, en donde hay la luz universal del ayre,
la qual abraza é ilumina todas las partes que
se ven de un mismo modo: y de ésta suerte hacen
sombras obscuras en donde no puede haber sombra; pues
si acaso la hay, es tan clara, que apenas se percibe;
é igualmente hacen reflexos en donde de ningun
modo los puede haber.
XLVII. De la Pintura y su division
Divídese la Pintura en dos partes principales:
la primera es la figura, esto es, los lineamentos que
determinan la figura de los cuerpos y sus partes; y
la segunda es el colorido que se halla dentro de los
tales términos.
XLVIII. De la figura y su division
La figura se divide tambien en dos partes, que son
la proporcion las partes entre sí, que deben
ser correspondientes al todo igualmente: y el movimiento
apropiado al accidente mental de la cosa viva que se
mueve.
XLXIX. Proporcion de los miembros
La proporcion de los miembros se divide en otras dos
partes, que son la igualdad y el movimiento. Por igualdad
se entiende, ademas de la simetría que debe tener
respectiva al todo, el no mezclar en un mismo individuo
miembros de anciano con los de jóven, ni gruesos
con delgados, ni ligeros y gallardos con torpes y pesados,
ni poner en el cuerpo de un hombre miembros afeminados.
Asimismo las actitudes ó movimientos de un viejo
no deben representarse con la misma viveza y prontitud
que los de un jóven, ni los de una muger como
los de un hombre, sino que se ha de procurar que el
movimiento y miembros de una persona gallarda sean de
modo que ellos mismos demuestren su vigor y robustez.
L. De los varios movimientos y operaciones
Las figuras deben representarse con aquella actitud
propia únicamente de la operacion en que se fingen;
de modo que al verlas se conozca inmediatamente lo que
piensan o lo que quieren decir. Esto lo conseguirá
mejor aquel que estudie con atencion los movimientos
y ademanes de los mudos, los quales solo hablan con
el movimiento de las manos de los ojos, de las cejas
y de todo su cuerpo, quando quieren dar á entender
con vehemencia lo que aprehenden. No parezca cosa de
chanza el que yo señale por Maestro uno que no
tiene lengua, para que enseñe un arte en que
se halla ignorante; pues mucho mejor enseñará
él con sus gestos, que qualquiera otro con su
eloquencia. Y asi tú, Pintor, de qualquiera escuela
que seas, atiende segun las circunstancias, á
la qualidad de los que hablan, y ála naturaleza
de las cosas de que se habla.
LI. Todo lo recortado y decidido se debe evitar
El contorno de la figura no debe ser de distinto color
que el campo en donde se pone; quiero decir, que no
se ha de percibir un perfil obscuro entre la figura
y el campo.
LII. En las cosas pequeñas no se advierten los
errores tanto como en las grandes
En las obras menudas no es posible conocer la qualidad
de un error cometido, como en las mayores: porque si
el obgeto de que se trata es la figura de un hombre
en pequeño o de un animal, es imposible concluir
las partes cada una de por si por su mucha disminucion,
de modo que convengan con el fin á que se dirigen;
con que no estando concluida la tal obra, no se pueden
comprehender sus errores. Por exemplo, viendo á
un hombre á la distancia de trescientas varas,
es imposible, por mucho que sea el cuidado y diligencia
con que se le mire, que se advierta si es hermoso ó
feo, si es monstruoso á de proporcion arreglada;
y asi qualquiera se abstendrá de dar su dictámen
sobre el particular; y la razon es, que la enorme distancia
disminuye tanto la estatura de aquella persona, que
no se puede comprehender la qualidad de sus partes.
Para advertir quánta sea ésta diminucion
en el hombre mencionado, se pondrá un dedo delante
de un ojo a distancia de un palmo, y baxándole
y subiéndole de modo que el extremo superior
termine baxo la figura que se está mirando, se
verá una diminucion increible. Por ésta
razon muchas veces se duda de la forma del semblante
de un conocido desde lexos.
LIII. Causa de no parecer las cosas pintadas tan relevadas
como las naturales
Muchas veces desesperan los Pintores de su habilidad
en la imitacion de la naturaleza, viendo que sus pinturas
no tienen aquel relieve y viveza que tienen las cosas
que se ven en un espejo, no obstante que hay colores,
cuya claridad y obscuridad sobrepujan el grado de sombras
y luces que se advierte en los obgetos mirados por el
espejo. Y en éste caso echan la culpa á
su ignorancia, y nó á la razon fundamental,
porque no la conocen. Es imposible que una cosa pintada
parezca á la vista con tanto bulto y relieve,
que sea lo. mismo que si se mirára por un espejo
(aunque es una misma la superficie), como ésta
no se mire con solo un ojo. La razon es, porque como
los dos ojos ven un obgeto despues de otro, como A B,
que ven á M N; el obgeto M nunca puede ocupar
todo el espacio de N; porque la base de las lineas visuales
es tan larga, que ve al cuerpo segundo despues del primero.
Pero encerrando un ojo como en S, el cuerpo F ocupará
el espacio de R; porque la visual entonces nace de un
solo punto, y hace su base en el primer cuerpo; por
lo qual siendo el segundo de igual magnitud, no puede
ser visto. Figura II
LIV. Las series de figuras una sobre otra nunca se
deben hacer
Éste uso tan universalmente seguido por muchos
Pintores, por lo regular en los Templos, merece una
severa crítica; porque lo que hacen es pintar
en un plano una historia con su pais y edificios; luego
suben un grado mas, y pintan otra mudando el punto de
vista, y siguen del mismo modo hasta la tercera y quarta;
de suerte que se ve pintada una fachada con quatro puntos
de vista diferentes; lo qual es suma ignorancia de semejantes
profesores. Es evidente que el punto de vista se dirige
en derechura al ojo del espectador, y en el se pintara
el primer pasage en grande, y luego se irán disminuyendo
á proporcion las figuras y grupos, pintándolas
en diversos collados y llanuras para completar toda
la historia. Lo restante de la altura de la fachada
se llenará con árboles grandes respecto
al tamaño de las figuras, ó segun las
circunstancias de la historia con Angeles, o si nó
con páxaros, nubes ó cosa semejante. De
otro modo todas las obras serán hechas contra
las reglas.
LV. Qué manera se debe usar para que ciertos
cuerpos parezcan mas relevados
Las figuras iluminadas con luz particular demuestran
mucho mayor relieve y fuerza, que las que se pintan
con luz universal; porque la primera engendra reflexos,
los quales separan y hacen resaltar las figuras del
campo en que se fingen; y estos reflexos se originan
de las luces de una figura, que resaltan en la sombra
de aquella que está enfrente, y en parte la iluminan.
Pero una figura iluminada con luz particular en un sitio
obscuro no tiene reflexo alguno, y solo se ve de ella
la parte iluminada: y éste género de figuras
solo se pintan quando se finge una historia de noche
con muy poca luz particular.
LVI. Qué cosa sea de mas utilidad ¿ingenio,
o el clarobscuro, o el contorno?
El contorno exácto de la figura requiere mucho
mayor discurso é ingenio que el clarobscuro;
porque los lineamentos de los miembros que no se doblan,
nunca alteran su forma, y siempre aparecen del mismo
modo: pero el sitio, qualidad y quantidad de las sombras
son infinitas.
LVII. Apuntacíones que se deben tener sacadas
de buen autor
Es preciso tener apuntados los músculos y nervios
que descubre ó esconde la figura humana en tales
y tales movimientos, igualmente que los que nunca se
manifiestan; y ten presente que esto se debe observar
con suma atencion al estudiar varias obras de muchos
Pintores y Escultores que hicieron particular profesion
de la Anatomía en ellas. Igual apuntacion se
hará en un niño, prosiguiendo por todos
los grados de su edad hasta la decrepitez; y en todos
ellos se apuntarán las mutaciones que reciben
los miembros y articulaciones, quáles engordan,
y quáles enflaquecen.
LVIII. Precepto de la Pintura
Siempre debe buscar el Pintor la prontitud en aquellas
acciones naturales que hace el hombre repentinamente,
originadas del primer ímpetu de los afectos que
entonces le agiten: de estas hará una breve apuntacion,
y luego las estudiará despacio, teniendo siempre
delante el natural en la misma postura, para ver la
qualidad y formas de los miembros que en ella tienen
mas parte.
LIX. La pintura de un quadro se ha de considerar vista
por una sola ventana
En todo quadro siempre se debe considerar que le ven
por una ventana, segun el punto de vista que se tome.
Y si se ofrece hacer una bola circular en una altura1
sera menester hacerla ovalada, y ponerla en un término
tan atrasado, que con el escorzo parezca redonda (6).
LX. De las sombras
Las sombras que el Pintor debe imitar en sus obras
son las que apenas se advierten, y que están
tan deshechas, que no se ve donde acaban. Copiadas estas
con la misma suavidad que en el natural aparecen, quedará
la obra concluida ingeniosamente.
LXI Cómo se deben dibuxar los niños
Los niños se deben dibuxar con actitudes prontas
y vivas, pero descuidadas quando están sentados;
y quando están de pie se deben representar con
alguna timidez en la accion.
LXII. Cómo re deben pintar los ancianos
Los viejos se figurarán con tardos y perezosos
movimientos, dobladas las rodillas quando están
parados, los pies derechos, y algo distantes entre si
el cuerpo se hará tambien inclinado, y mucho
mas la cabeza, y los brazos no muy extendidos.
LXIII. Cómo se deben pintar las viejas
Las viejas se representarán atrevidas y prontas,
con movimientos impetuosos (casi como los de las furias
infernales); pero con mas viveza en los brazos que en
las piernas.
LXIV. Cómo se dibuxaran las mugeres
Las mugeres se representarán siempre con actitudes
vergonzosas juntas las piernas, recogidos los brazos
la cabeza baxa, y vuelta ácia un lado.
LXV. Cómo se debe figurar una noche
Todo aquello que carece enteramente de luz es del todo
tenebroso; y siendo la noche asi, quando tengas que
representar alguna historia en semejante tiempo, harás
un gran fuego primeramente, y todas aquellas cosas que
mas se aproximen á él estarán teñidas
de su color; porque quanto mas arrimada esté
una cosa al obgeto, mas participa de su naturaleza:
y siendo el fuego de color roxo, todos los cuerpos iluminados
por él participarán del mismo color; y
al contrario los que se aparten del fuego tendrán
su tinta mas parecida á lo negro y obscuro de
la noche. Las figuras que estén delante del fuego
se manifiestan obscuras en medio de la claridad del
fuego: porque la parte que se ve de dichas figuras está
teñida de la obscuridad de la noche, y nó
de la luz del fuego: las que estén á los
lados tendrán una media tinta que participe algo
del color encendido del fuego; y aquellas que se hallen
fuera de los términos de la llama se harán
iluminadas con color encendido en campo negro. En quanto
á las actitudes se harán las naturales
y regulares, como reparar con la mano ó con una
parte del vestido la fuerza del fuego, y tener vuelta
la cabeza á otro lado, en ademan de huir del
demasiado calor. Las figuras mas alexadas deberán
estar muchas de ellas con la mano en la vista, como
que las ofende el excesivo resplandor.
LXVI. Cómo se debe pintar una tempestad de mar
Para representar con viveza una tormenta se deben considerar
primero los efectos que causa, quando soplando el viento
con violencia sobre la superficie del ruar ó
de la tierra, mueve y lleva tras sí todo lo que
no está unido firmemente con la masa universal.
Para figurar, pues, la tormenta se harán las
nubes rotas, dirigidas todas ácia la parte del
viento con polvareda de las riveras arenosas del mar;
hojas y ramas levantadas por el ayre, y á éste
modo otras muchas cosas ligeras que igualmente las arrebata.
Las ramas de los árboles inclinadas y torcidas
con violencia siguiendo el curso del viento, descompuestas
y alborotadas las hojas, y las yerbas casi tendidas
en el suelo con la misma díreccion: se pintarán
algunas personas caidas en tierra envueltas entre sus
mismos vestidos, desfiguradas con el polvo; otras abrazadas
á los árboles para poder resistir a la
furia del viento, y otras inclinadas á la tierra,
puesta la mano en los ojos para defenderlos del polvo,
y el cabello y vestido llevándose-lo el viento.
El mar inquieto y tempestuoso se hará lleno de
espumas entre las olas elevadas, y por encima se verá
como una niebla de las partículas espumosas que
arrebata el ayre. Las naves estarán algunas con
las velas despedazadas, meneándose los pedazos;
otras quebrados los palos, y otras abiertas enteramente
al furor de las olas, con las xarcias rotas. y los marineros
abrazados con algunas tablas como que están gritando.
Se harán cambien nubes impelidas de la fuerza
del viento contra la cima de alguna roca, que hacen
los mismos remolinos que quando se estrellan las ondas
en las peñas. Ultimamente la luz del ayre se
representará obscura y espantosa con las espesas
nubes de la tempestad, y las que forma el polvo que
levanta el viento.
LXVII. Para pintar una batalla
Ante todas cosas se representará el ayre mezclado
con el humo de la artillería, y el polvo que
levanta la agitacion de los caballos de los combatientes;
y ésta mezcla se hará de ésta manera.
El polvo como es materia térrea y pesada, aunque
por ser tan sutil se levanta facilmente y se mezcla
con el ayre, vuelve inmediatarnente á su centro,
quedando solo en la atmósfera la parte mas leve
y ligera. Esto supuesto se hará de modo que apenas
se distinga casi del color del ayre. El humo mezclado
entre el ayre y el polvo, elevado á una altura
mayor, toma la semejanza de espesas nubes, y entonces
se dexará distinguir del polvo, tomando aquel
un color que participe del azul, y quedando éste
con el suyo propio. Por la parte de la luz se hará
la referida mixtion de ayre. polvo y humo iluminada.
Los combatientes quanto mas internados estén
en la confusion, tanto menos se distinguirán,
y menos diferencia habrá entre sus luces y sombras.
Acia el puesto de la fúsilería o arcabuceros
se pintarán con color encendido los rostros,
las personas, el ayre y aquellas cosas que estén
proximas, el qual se irá apagando conforme se
vayan separando los obgetos de la causa. Las figuras
que queden entre el Pintor y la luz, como no estén
lexanas, se harán obscuras en campo claro, y
las piernas quanto mas se aproximen á la tierra,
menos se distinguirán; porque por alIi es sumamente
espeso el polvo. Si se hacen algunos caballos corriendo
fuera del cuerpo de la batalla, se tendrá cuidado
en hacer las nubecillas de polvo que levantan, separadas
una de otra con la misma distancia casi que los trancos
del caballo, quedando siempre mucho mas deshecha la
que esté mas distante del caballo, y mucho mas
alta y enrarecida; y la mas cercana se manifestará
mas recogida y densa.
El terreno se hará con variedad interrumpido
de cerros, colinas, barrancos &c; las balas que
vayan por el ayre dexarán un poco de humo en
su direccion; las figuras del primer término
se verán cubiertas de polvo en el cabello y cejas,
y otras partes á propósito. Los vencedores
que vayan corriendo llevarán esparcidos al ayre
los cabellos ó qualquiera otra cosa ligera, las
cejas baxas, y el movimiento de los miembros encontrado;
esto es, si llevan delante el pie derecho, el brazo
del mismo lado se quedará atras, y acompañará
al pie el brazo izquierdo; y si alguno de ellos está
tendido en el suelo, tendrá detras de si un ligero
rastro de sangre mezclada con el polvo. En varias partes
se verán señaladas las pisadas de hombres
y de caballos, coma que acaban de pasar. Se pintarán
algunos caballos espantados arrastrando del estrivo
al ginete muerto dexando el rastro señalado en
la tierra. Los vencidos se pintarán con el rostro
palido, las cejas arqueadas, la frente arrugad ácia
el medio, las mexillas llenas de arrugas arqueadas,
que salgan de la nariz rematando cerca del ojo, quedando
en consequencia de esto altas y abiertas las narices
y el labio superior descubriendo los dientes, con la
boca de modo que manifieste lamentarse y dar gritos.
Con la una mano defenderán los ojos, vuelta la
palma ácia el enemigo, y con la otra sostendrán
el herido y cansado cuerpo sobre la tierra. Otros se
pintarán gritando con la boca muy abierta en
acto de huir. A los pies de los combatientes habrá
muchas armas arrojadas y rotas, como escudos, lanzas,
espadas y otras semejantes. Se pintarán varias
figuras muertas, unas casi cubiertas de polvo y otras
enteramente; y la sangre que corra de sus heridas irá
siempre con curso torcido, y el polvo mezclado con ella
se pintará como barro hecho con sangre. Unos
estarán espirando; de modo que parezca que les
están rechinando los dientes, vueltos los ojos
en blanco, comprimiéndose el cuerpo con las manos
y las piernas torcidas. Tambien puede representarse
algun soldado tendido y desarmado á los pies
de su enemigo, y procurando vengar su muerte con los
dientes y las uñas. Igualmente se puede pintar
un caballo, que desbocado y suelto corre con las crines
erizadas por medio de la batalla haciendo estrago por
donde pasa y algunos soldados caidos en el suelo y heridos,
cubriendose con el escudo, mientras que el contrario
procura acabarlos de matar inclinándose todo
lo que puede. Puédese hacer tambien un grupo
de figuras debaxo de un caballo muerto; y algunos vencedores
separándose un poco de la batalla, y limpiándose
con las manos los ojos y mexillas cubiertas del fango
que hace el polvo pegado con las lágrimas que
salen se puede figurar un cuerpo de reserva, cuyos soldados
manifiesten la esperanza y la duda en el movimiento
de los ojos, haciéndose sombra con las manos
para distinguir bien el trance de la batalla, y que
están aguardando con atencion el mando de su
Gefe. Puédese pintar éste Comandante corriendo
y señalando con el baston el parage que necesita
de refuerzo. Puede haber tambien un rio, y dentro de
el algunos caballos, haciendo mucha espuma por donde
van, y salpicando el ayre de agua ígualmente
que por entre sus piernas últimamente se ha de
procurar que no haya llanura alguna en donde no se vean
pisadas y rastro de sangre.
LXVIII. Modo de representar los terminos lexanos
Es claro que hay ayre grueso y ayre sutil, y que quanto
mas se vá elevando de la tierra, vá enrareciéndose
mas, y haciéndose mas transparente. Los obgetos
grandes y elevados que se representan en término
muy distante, se hará su parte inferior algo
confusa, porque se miran por una linea que ha de atravesar
por medio del ayre mas grueso; pero la parte superior
aunque se mira por otra linea, que tambien atraviesa
en las cercanías de la vista por el ayre grueso,
como lo restante camina por ayre sutil y transparente,
aparecerá con mayor distincion. Por cuya razon
dicha linea visual quanto mas se vá apartando
de ti, vá penetrando un ayre mas y mas sutil.
Esto supuesto, quando se pinten montañas se cuidará
que conforme se vayan elevando sus puntas y peñascos,
se manifiesten mas claras y distintas que la falda de
ellas; y la misma gradacion de luz se observará
quando se pinten varias de ellas distantes entre sí,
cuyas cimas quanto mas encumbradas, tanta mas variedad
tendrán en forma y color.
LXIX El ayre se representara tanto mas claro, quanto
mas baxo este
La razon de hacerse esto asi es, porque siendo dicho
ayre mucho mas grueso en la proximidad de la tierra,
y enrareciéndose á proporcion de su elevacion;
quando el sol está todavia á levante,
en mirando ácia poniente, tendiendo igualmente
la vista ácia el mediodia y norte, se observará
que el ayre grueso recibe mayor luz del sol que no el
sutil y delgado; porque alli encuentran los rayos mas
resistencia. Y si termina á la vista el Cielo
con la tierra llana, el fin de aquel se ve por la parte
mas grosera y blanca del ayre, la qual alterará
la verdad de los colores que se miren por él,
y parecerá el Cielo alli mas iluminado que sobre
nuestras cabezas; porque aqui pasa la linea visual por
menos cantidad de ayre grueso y menos lleno de vapores
groseros.
LXX. Modo de hacer que las figuras resuciten mucho
Las figuras parecerán mucho mas relevadas y
resaltadas de su respectivo campo, siempre que éste
tenga un determinado clarobscuro, con la mayor variedad
que se pueda ácia los contornos de la figura,
como se demostrará en su lugar: observando
siempre la degradacion de luz en el claro, y la de las
sombras en el obscuro.
LXXI. De la representacion del tamaño de las
cosas que se pinten
Al representar el tamaño que naturalmente tienen
los obgetos antepuestos á la vista, se deben
executar las primeras figuras (siendo pequeñas)
tan concluidas como en la miniatura, y como las grandes
de la pintura al óleo: pero aquellas se deben
mirar siempre de cerca, y estas de lexos; y asi su execucion
debe corresponder á la vista con tamaño
igual; porque se presentan con igual magnitud de ángulo,
como se ve en la siguiente demostracion. Sea el obgeto
B C, y el ojo A: sea D E un cristal por el qual se vean
las especies de B C. Digo, pues, que estando la vista
firme en A, el tamaño de la pintura que se haga
por la imitacion de B C debe ser en sus figuras tanto
menor, quanto mas próximo se halla á la
vista A el cristal D E , y á proporcion concluida
su execucion. Pintando la misma figura B C en el cristal
D E, deberá estar menos concluida que la B C,
y mas que la M N pintada sobre F G; porque si la figura
O P estuviese concluida como la natural B C, sería
falsa la perspectiva de O P, pues aunque estaria arreglada
en quanto á la diminucion de la figura, estando
disminuido B C en P O; no obstante la conclusion no
sería correspondiente á la distancia porque
al exáminar la perfeccion de la conclusion del
natural B C, pareceria hallarse B C en el sitio de O
P; y al exáminar la diminucion de O P, parecerá
que se halla en la distancia de B O, y segun la diminucion
de su conclusion en F G. Figura III.
LXXII. De las cosas concluidas, y de las confusas obgetos
concluidos y definidos deben estar cerca; y los confusos
y deshechos muy lexanos
Los objetos concluidos y definidos deben estar cerca;
y los confusos y deshechos muy lexanos.
LXXIII. De las figuras separadas para que no parezcan
unidas
Procúrese siempre vestir á las figuras
de un color que haga gracia la una con la otra; y quando
el uno sirve de campo al otro, sean de modo que no parezca
que están ambas figuras pegadas, aunque el color
sea de una misma naturaleza; sino que con la variedad
del claro, correspondiente á la distancia intermedia
y de la interposicion del ayre, se dexarán mas
ó menos concluidos los contornos. á proporcion
de su proximidad ó separacion.
Ver Tratado de pintura II
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