(Texto de www.psiconet.com/.Gerardo Herreros. Imagen
de http://www.artehistoria.com/genios/cuadros/3943.htm

Título:
Melancolía I. (1514)
Autor:
Albrecht
Durero
Técnica:
Grabado. 240 x 188 mm
Bibliothèque nationale de France, Paris
Holding Institution: The University of Michigan Museum
of Art
Este grabado es central en la historia del concepto
de la Melancolía. Hay infinidad de trabajos sobre la
obra y su autor. Al final hay algunos trabajos y referencia
I de Durero en 1514, hace eco de una taxonomía Agrippiana
y explica la de otra forma misteriosa numeración (ninguna
Melancolía II o más elevada ha sido nunca encontrada).
Este estudio de un robusto, ángel melancólico, obviamente
atrapado en medio de una visión arquitectónica, con
herramientas esparcidas y símbolos mágicos que la rodean,
fue ampliamente distribuida y es sabido de haber pasado
por lo menos dos diferentes impresiones. Por lo menos
una copia del grabado llegó a Inglaterra, como Robert
Burton específicamente lo menciona en su Anatomía de
la Melancolía ( Bur, p. 451).
Si en el caso de los otros dos grabados
que suelen asociarse con la Melancolía I, el Caballero,
la Muerte y el Diablo y San Jerónimo en su celda, veíamos
que cada uno se correspondía con una virtud, en este
caso tenemos la representación de la virtud intelectual.
Melancolía I significa la vida del genio profano en
el mundo racional e imaginario de la ciencia y el arte.El
Caballero... y San Jerónimo son dos vías diferentes
de conseguir lo mismo. Pero Melancolía y San Jerónimo
representan dos aspiraciones antitéticas. Se suele considerar
que estos dos grabados son pareja, puesto que la abundancia
de elementos opuestos casi como en un espejo es sorprendente.
Melancolía es una mujer, sentada en un banco de piedra,
en lo que parece un edificio inacabado. El lugar es
frío y solitario, cerca del mar, en mitad de la noche
(por un lado tenemos la sombra que proyecta la luna
sobre los objetos, y por otro el brillo de un cometa
encerrado en un arco iris lunar). A Melancolía le acompañan
un angelote tristón y un perro famélico dormido a sus
pies. También Melancolía está absorta, pero no en un
trabajo sino en un estado de inactividad completa. Es
indiferente a su aspecto descuidado, al cabello despeinado.
Apoya la cabeza en el puño mientras que la otra ase
mecánicamente un compás y reposa sobre un libro cerrado.
Sus enormes ojos están abiertos y fijos, con expresión
sombría.El estado espiritual atormentado de la mujer
se traduce también en los objetos desordenados que la
rodean: sobre el muro hay una balanza, un reloj de arena,
una campana y un cuadro mágico con números. Al lado,
la escalera apoyada en la pared sugiere los trabajos
recién abandonados. En el suelo hay herramientas de
carpintería y arquitectura, un tintero, una pluma y
dos objetos simbólicos: una esfera de madera torneada
y un poliedro de piedra. Resulta evidente que cada objeto
es un símbolo deliberadamente amontonado junto a los
otros, por lo que el autor nos plantea una lectura bastante
compleja. Sería arduo tratar de analizar en profundidad
todos los elementos y la lectura final de la alegoría,
por lo que trataremos de repasar los más importantes
y trascendentes en la historia del arte.Melancolía no
era un estado depresivo, pasajero en el ser humano,
tal como se la entiende hoy día.
Desde la Antigüedad hasta la época de Durero, Melancolía era uno
de los cuatro humores del hombre. Cada humor se asocia
a uno de los cuatro elementos, de las cuatro estaciones,
las cuatro edades del hombre, los cuatro vientos, los
cuatro puntos cardinales y las cuatro fases del mundo.
Melancolía era el peor considerado de los cuatro humores
y se asociaba a la tierra, la sequedad, el frío, el
viento Boreal, el otoño, la tarde y la edad de los sesenta
en el hombre.Los hombres de constitución melancólica
poseían una constitución física diferente de los otros
humores, lo que afectaba a su color de piel (terroso),
cabellos, ojos, a su vulnerabilidad ante ciertas enfermedades
(mentales, la locura principalmente) y por unas características
morales e intelectuales. Así, cualquier alteración del
humor melancólico provocaba la locura. Incluso en ausencia
de una patología declarada, los melancólicos pasaban
por ser gente desdichada y descontenta, malhumorados
y sombríos. De los melancólicos se decía que eran malvados,
avaros, mentirosos, olvidadizos, apáticos y con tendencia
al estudio en soledad.Antes de la Melancolía de Durero,
esta alegoría sólo aparecía en tratados de Medicina
y almanaques (por su relación con las cuatro estaciones).
Se consideraba una enfermedad y se proponían como remedios
la música, los azotes, las plantas acuáticas... Así,
Melancolía aparece coronada por hojas de ranúnculos
y lotos, para combatir su carácter.La Melancolía se
asociaba a uno de los siete pecados capitales, la Pereza.
Pero Durero cambia la Pereza por la inactividad, no
por desidia sino por otros motivos. Está sumida en una
intensa actividad intelectual, totalmente estéril. No
continúa su trabajo por pereza sino porque le parece
que no tiene sentido. Es la inteligencia la que paraliza
su energía. El hecho de su superioridad intelectual
se traduce en las alas que adornan su espalda, símbolo
de la imaginación y la creatividad.Los diferentes objetos
que la rodean son los atributos de la Geometría, que
era la síntesis de las Artes Liberales, propias de los
aristócratas, y las Artes Mecánicas, de los artesanos
y villanos. Durero de este modo, intelectualiza la Melancolía
y la asocia al Arte. Lo que está tratando de conseguir
es identificar al artista con un carácter melancólico,
dotado de ciertos rasgos que le hacen único y genial,
puesto la Melancolía se asocia con Saturno. Saturno
es el planeta de los creadores. Su influencia es terrible
sobre el ánimo de los melancólicos, por lo que han de
protegerse con talismanes astrológicos: la mala influencia
se aprecia en el cometa, un fenómeno maléfico. La protección
está en el cuadro mágico,
conocido como la "mesa de Júpiter", cuyas cifras leídas
en cualquier sentido suman 34. Además, incluyen las
cifras de la muerte de la madre de Durero, que afectó
mucho al artista (ocurrió el mismo año de 1514).En
fin, los símbolos y los significados van mucho más allá
de lo que razonablemente podemos incluir en esta descripción
y sólo puede decirse que Durero realizó un auténtico
manifiesto lleno de modernidad en la constitución del
artista, tal y como hoy lo conocemos. Las características
del artista como genio, atormentado por la creatividad,
sometido a sus impulsos, huraño, solitario, etc., las
acuñaron artistas renacentistas como Durero, que contribuyeron
a crear un mito tan artifical como efectivo, puesto
que se ha mantenido hasta nuestros días.
Ampliación
del cuadro
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