(Miquel Ramis )
El MARKETING se puede definir como el arte de envolver
un caramelo con un papel mas o menos vistoso. Todos
los caramelos tienen un precio de coste muy similar,
pero el precio de venta varia grandemente segun la presentación,
marca o posición de venta de cada tipo de caramelo.
¿Se puede competir en 50 países con
un producto consistente en un caramelo (azúcar)
ensartado en un palo (madera)?
es decir,
¿se puede competir con un producto tán
sencillo de copiar?
Pues sí, se puede vender en Estados Unidos,
Alemania, China o Arabia Saudí. Esto lo ha hecho
una empresa catalana, y se llama...! Chupa-Chups !
El producto no lo es todo, entonces. Papel, forma,
imágen corporativa, diseño, color y aroma
distinguen el producto de otros similares. El punto
de venta, el apoyo publicitario, la distribución,
el control de calidad son factores vitales tambien para
una comercializacion exitosa. El artesano actual debe
aplicar estos mismos principios para su negocio:
Volvamos nuevamente a la visita al cliente. Preguntemonos:
- El tipo de decoración, ¿integraría
alguna otra pieza que hacemos o podemos hacer?
- Los tamaños, volúmenes, colores, texturas
de estas otras piezas ,¿deberian modificarse
para encajar en este ambiente?
- La observación de esta decoración,¿
nos sugiere nuevas ideas de diseño? La visión
de un cuadro de un toro, ¿ nos recuerda aquella
idea que nos ronda desde hace tiempo de hacer una
cabeza de este animal? La greca de esta tinaja, ¿
nos da ideas para decorar un trabajo que estamos haciendo
para otro cliente?
Consideremos cada una de estas visitas como una visita
a un museo, donde podemos captar ideas, enfoques o sugerencias,
pero con la diferencia de que este cliente HA COMPRADO
cada una de las cosas que estamos viendo, con lo que
nos esta diciendo sin palabras QUE ES LO QUE LE GUSTA.
Si a esto añadimos la información que
nos facilita el propio cliente, sus comentarios y observaciones
y confrontamos todo esto con la de otros clientes, veremos
como al poco tiempo tenemos un par de PERFILES DE CLIENTE.
Perfiles de cliente:
Consiste en identificar los tipos de cliente de acuerdo
con elementos o gustos comunes. Este ejercicio nos facilita
en gran manera el enfoque comercial correcto para cada
uno:
- Los clientes alemanes prefieren los ventanales
grandes y los mallorquines las ventanas pequeñas.
Por tanto intentemos preferentemente vender ventanales
grandes a los alemanes y pequeños a los Mallorquines
y no al revés.
- Las mujeres prefieren diseños de pájaros,
flores y orlas y los hombre de dragones, leones o
geométricos. Por tanto, recordemos el dato
a la hora de intentar vender.
- Los clientes de mayor edad optan por elementos en
los que prime la utilidad al diseño, al contrario
de los mas jovenes, que valoran positivamente lo contrario.
La atenta observancia de los clientes debe completarse
con visitas periódicas a las tiendas de decoración
y compra de revistas en donde intentaremos localizar
cuales son las corrientes y tendencias emergentes y
las que ya van pasando de moda: ¿Formas rotundas
o delicadas? ¿Texturas rústicas o metalizadas?
¿Colores pastel o ocres? ¿Hierro o madera?
¿Piedra o Acero? ¿Barroco o minimalista?
¿Mexicano o provenzal?
Como todo, esta información debe utilizarse en
su justa medida, pues sino corremos el peligro de acabar
siendo una especie de veleta corriendo de un lado para
otro sin tener muy claro cual es el camino adecuado.
El artesano debe tener previamente una idea clara
de lo que quiere hacer, lo que realmente le satisface
crear y de lo que le da de comer, que habitualmente
suelen ser dos cosas distintas.
Una vez identificadas estos dos canales de venta,
debemos estudiar y trabajar para ir aumentando la facturación
de las cosas que nos satisface crear y , solo
en este momento, reducir el tiempo dedicado a las
cosas que nos dan de comer.
Habitualmente se tardan de 3 a 5 años en conseguir
la clientela suficiente para poder dedicarnos a lo que
verdaderamente nos gusta. En este momento es cuando
la potencialidad del artesano se despliega, pues puede
dedicar ya el 100% de su potencial a ahondar en su inspiración
y ampliar su oferta.
Hay un mercado para todo
Después de lo dicho, hay que considerar el
mercado. El marcado no es único, sino que está
compuesto de miles de mercados especializados, cada
uno con sus proveedores dirigidos a un perfíl
de cliente. Pongamos el ejemplo de los enanos de jardín.
Tras ver los primeros hace 25 años, parecía
que sería una moda pasajera residual, producto
para una generación sin demasiada cultura o gusto.
Por tanto, lo veía como un producto en vías
de extinción, del que renegarían los hijos
de aquellos que lo compraban.
Una generación más tarde, los enanos
no solo no se han extinguido, sino que han "crecido"
!!
Los hay en todos los viveros y puestos de venta de
jardinería y materiales de construcción.
Figuen fabricándose con una calidad pésima,
de aspecto y color de cemento portland y son lo último
que desearíamos ver en el jardín de nuestros
clientes, pues es evidente que habrá discrepancias
de criterio estético.
Por cierto, la ultima generación de enanitos
ha pasado del gris cemento al technicolor...
( Una vez más se cumple aquello de que
"La realidad supera cualquier ficción...")
...más sobre enanitos
de Jardín...
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Lo mísmo con los productos chinos del "todo
a 100". Productos imposibles del estílo
del toro de plástico que sobre un tepete de ganchillo
decoraban los televisores de mi infancia, o del perro
de cabeza oscilante colocado en la bandeja de los seat
600. Pues sí, existe un mercado para
todo lo que se fabrica, y el éxito o
el fracaso de un artesano o fabricante es simplemente
el conseguir llegar o no a su perfíl
de cliente.
Por tanto, es posible combinar placer con subsistencia
económica haciendo lo que a
uno le gusta a base de buscar el tipo
de cliente que compre este
tipo de producto. De esta manera evitaremos el error
táctico de habernos dedicado a esto para acabar
haciendo solo "cosas" que los clientes nos
compran.
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