(Miguel Ramis a partir de la narración
oral de Jaume Ramis)
El sen Pere Parró:
En Marratxinet vivió un encargado
de obra que tenía una habilidad especial: sabia
trazar surcos completamente rectos con un arado y un
burro. En su vejez, ya casi sin vista, lo seguían
llamando de las possessions y fincas para que trazara
la cuadrícula para sembrar árboles en
una finca. Para orientarse, lo hacía a ultima
hora de la tarde. Mandaba encender un fuego y, guiándose
por la llama, trazaba larguísimas líneas
que parecían estár hechas a tiralíneas.
Memoria hablada. Jaume Ramis Juan.
....................................................................
Mestre Pere :
En la Mallorca de los años
30 la gente, con un ritmo de vida más pausado,
no tenía problemas en invertir un par de horas
para acudir a un buen herrero aunque no estuviera cerca.
En el pequeño Marratxinet, vivian dos hermanos
herreros, Pere, especializado en herramientas de corte
y Llorenç, herrero de norias y carruajes (ferrer
de carruatges).
El excelente temple de los cuchillos
(trinxets), tijeras de esquilar ( estissores de tondre)
gitzolls y demás herramientas agrícolas
de corte de Mestre Pere, atrajo durante años
a clientes venidos de toda Mallorca, en una época
en que cualquier desplazamiento por caminos polvorientos
representaba un buen paseo en carro.
Como la mayoría de herreros,
la contínua visión del metal incandescente
le quemó la vista. En sus ultimos años
su ayudante era su hija Sebastiana. Con el metal calentando
en la forja, el viejo maestro casi ciego le preguntaba
a su hija ¿ ya es vermell? ( ¿ ya está
al rojo?), para saber el momento necesario en el que
retirar la hoja del fuego. Cuando el hierro adquiría
el color rojo cereza ,este indicaba la temperatura necesaria
para la forja. Aparte de su manía de mantener
un pequeño cuarto cerrado bajo llave, que su
familia había aprendido a respetar,su sencilla
vida transcurría con absoluta normalidad.
A su muerte, la familia abrió
con la lógica expectación el pequeño
cuarto que siempre había tenido cerrado bajo
llave. Dentro, cubriendo casi medio metro de altura
desde el suelo, yacía el secreto de su merecida
fama: cientos y cientos de hojas...deshechadas, por
grietas, poros, temple erróneo o cualquier otro
motivo. El maestro producía obras perfectas,
pero no era perfecto: simplemente había establecido
un sistema de calidad que le había proporcionado
clientela y fama.
Si la herramienta no daba la talla,
simplemente prefería no venderla...
-------------------------------------------------------
La primera historia nos habla del desarrollo
de una habilidad hasta un grado extremo, que posiblemente
tenga una sencilla explicación, pero que habitualmente
muere con el maestro. En estos casos de coordinación
cerebro-muscular extrema, probablemente el maestro no
sepa conscientemente como lo hizo, pero una vez que
lo consiguió, su cuerpo y mente supieron que
esta era, de las miles de combinaciones posibles, la
correcta.
En el otro extremo del mundo, los maestros
Zen intentan enseñar con métodos muy poco
cartesianos una revelación que no puede expresarse
con palabras. El discipulo se ve forzado a todo tipo
de situaciones a cual más absurda, que tienen
como ultimo objetivo mantener la receptividad para el
momento en que llegue el satori, la iluminación.
Esta llega siempre en el momento más insospechado
pero ha sido muy buscada. Como decia Picasso,"que
la inspiración te pille trabajando..."
Nuestra cultura nos enseña a
desentrañar el conocimiento desde la intelectualidad,
desde el conocimiento teórico. En cambio el artesano,
el atleta, el músico saben que el cuerpo tiene
algunas respuestas que el cerebro nunca podrá
adquirir por si solo. Repetimos un movimiento cientos
de veces, hasta que por pura casuística, hacemos
lo correcto. En este momento, sabemos que este, y no
otro cualquiera de los miles de movimientos es el correcto.
Y esto es algo que no se puede aprender en ningún
libro.
En la segunda história, el
secreto nos es revelado, aunque para ello haya que esperar
a la muerte del maestro. Del mismo modo, los
magos encandilan a la audiencia con proezas imposibles
y no suelen revelar el secreto pues de ello depende
su subsistencia. Como todos los buenos trucos, el secreto
puede resultar decepcionantemente sencillo. En cambio,
es en ello precisamente en donde radica su verdadera
magia.
|