( Proyecto Gutemberg.
"Manners and Monuments of Prehistoric Peoples"
, por el Marqués de Nadaillac .Extracto traducido
del Inglés por Miguel Ramis)
Resulta curioso el encontrar una misma idea repetida
en diferentes climas, por culturas que han llegado a
la misma conclusión no habiendo tenido contacto
en muchos casos.
Es el caso del Sílex, al que se le atribuye
generalmente un origen divino. (1) Los campesinos rusos
creen que son las flechas del rayo, y los padres los
entregan a sus hijos como una herencia preciada. La
misma creencia se encuentra en Francia, Irlanda y Escocia,
en Escandinavia y Hungría, así como en
Asia Menor, Japón, China y Java, y entre las
gentes de las islas Bahamas, los negros de Sudán
o los de la costa oeste de Africa. Estos últimos
creen que son lanzadas a la tierra por Sango, el dios
del Trueno. Finalmente, también en los antiguos
habitantes de Nicaragua y entre los Malayos.
El nombre dado a estos sílex recuerda el origen
que se les atribuye. Los romanos lo llamaban CERAUNIA,
( de Karaun'oc; Rayo), nombre que se mantiene aún
en un catálogo de posesiones de un noble Veronés
publicado en 1656. Es conocido el canto funerario de
Cymbeline en la obra de Shakespeare:
Fear no more the lightning flash
Nor the all dreaded thunder-stone.
( No tengas miedo a la luz del relámpago, ni
a la temida piedra del rayo)
En Alemania se la conocía como DONNER-KEILE,
en Alsacia DORMER-AXT, en Holanda DONNER-BEITELS, en
Dinamarca TORDENSTEEN, en Noruega TORDENKEILE, en Suecia
THORSOGGAR, ( Thor es el dios del trueno entre los escandinavos).
Los Celtas la llamaban MENGURUN, en Asia Menor YDERIM-TACHI,
en Japón la RAI-FU-SEKI-NO-RUI, en el Rossellón
la PEDRUS DE LAMP, y en Andalucía las PIEDRAS
DE RAYO.
Los habitantes de las Islas de Mindanao las llaman
los dientes del animal del trueno, y los japoneses los
dientes del trueno. En Camboya las hachas, cuchillos
e instrumentos tallados con esta piedra son también
piedras del trueno. Un emperador Chino, del siglo 8
de nuestra era, recibió de un monje budista unos
valiosos presentes, supuestamente enviados por el Dios
de los cielos, entre los que se incluían dos
hachitas de sílex llamadas LOUI-KONG, o piedras
del dios del trueno. En Brasil nos encontramos con la
misma idea bajo el nombre de CORSICO, o relámpagos,
que se da a las piedras talladas, mientras que el Italia,
por una casi única excepción, se llaman
LINGUE SAN PAOLO. (2)
¿Acaso nosotros no atribuimos también
algunos de los ritos funerarios de la antigüedad
a la adoración de piedras?
De acuerdo a Porfírio, Pitágoras, a su
llegada a la isla de Creta, fue purificado con piedras
del rayo por los sacerdotes del Monte IDA. Los Etruscos
llevaban puntas de lanza de sílex en sus collares.
Eran muy deseados por los Magos, y los Indios les daban
un sitio de honor en sus templos.
De acuerdo a Herodoto, los árabes sellaban sus
pactos haciéndose un corte en sus manos con una
piedra afilada; en Egipto el cuerpo de un cadáver
antes de ser embalsamado era abierto con una piedra
de sílex; un instrumento similar era usado por
los Hebreos para el rito de la circuncisión;
y también con piedras cortantes los sacerdotes
de Cibeles se infligían automutilaciones en memoria
de la de Atys.
En Roma el hacha de piedra estaba dedicada a Júpiter
Latialis, y los solemnes tratados eran ratificados con
el sacrificio de un cerdo, cuya garganta se cortaba
con un sílex afilado. Según Virgilio,
la costumbre procedía de la nación de
los Equicoles. En el principio de la era cristiana,
los héroes commemorados por Ossian todavía
llevaban en el centro de sus escudos una piedra pulida
consagrada por los Druidas, y una tradición mantiene
que la CERAUNIA asegura la victoria certera a sus propietarios.
Al otro lado del Atlántico, los Aztecas utilizaban
hojas de obsidiana para los sacrificios, en los cuales
cientos de víctimas humanas perecían y
hojas similares eran utilizadas por los Guanches de
Tenerife para abrir los cuerpos de sus jefes tras su
muerte.
Actualmente los Palikares albaneses utilizan sílex
afilados para separar la carne del omoplato de un cordero
para analizar en sus fibras el secreto del futuro, y
cuando el dios Gimawong visita su templo de Labode,
en la costa oeste de Africa, sus adoradores le ofrecen
un buey sacrificado con un cuchillo de piedra. Lumholtz,
en la segunda de sus exploraciones a Queensland, nos
cuenta que los aborígenes todavía utilizan
armas de piedra, variando en forma y en las asas que
utilizan, y que las armas de los australianos que viven
cerca del Río Darling, y también las de
los de Tasmania, no tienen mangos.
(2) Lengua de San Pablo. Aún así, hay
que recordar que San Pablo es el guardián de
las puertas del cielo, y que cuando truena, decimos
que "San Pablo está cerrando la puerta del
Cielo, moviendo los muebles o barriendo...". Por
último en Baleares se la conoce como "pedra
foguera" ( piedra del fuego)
Ver Síilex
Ver música con instrumentos
de piedra
Ver área de simbología
y tradición
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