( De la edición de la editorial Iberia, Barcelona
2002, Traducida por Agustín Blánquez)
LIBRO OCTAVO: CAPÍTULO V
Como es posible conocer la calidad de las aguas
"... He aquí cómo ha de atenderse
a la experiencia y prueba de las aguas. Si se trata
de aguas corrientes que vayan al descubierto, y antes
de comenzar a conducirlas, es preciso ver y examinar
con atención la membratura de los que habitan
en los alrededores de estas fuentes; si son robustos
y corpulentos, si tienen buenos colores, si no padecen
enfermedades de las piernas ni fluxiones de ojos, será
prueba de que las aguas son muy buenas. Cuando se huboiera
aflorado una fuente nueva, si su agua, vertida en un
vaso corintio o de clase parecida, pero siempre de buen
metal, no dejase sedimento alguno, el agua será
muy buena.
Tambien lo será aquella que, después
de haberla hecho hervir en un caldero, no dejare en
el fondo de la vasija ni arena ni barro luego de reposada
y decantada. Asimismo si las legumbres, puestas a hervir
con esta agua en una vasija, se cociesen pronto, ello
indicará que el agua es buena y saludable.
No menos se considerará signo de que el agua
es buena si en la propia fuente es límpida y
muy transparente y si por todas partes por donde discurre,
o adonde llega, no se ven que nazcan ovas ni juncos
ni otras semejantes inmundicias: de todos estos indícios
se deducirá que el agua es ligera y sanísima.
Notas:
Puro sentido común (el menos común de
los sentidos) . La observación cuidadosa y analítica
de los detalles e indicios que puedan revelar ventajas
o inconvenientes. En este caso, todos sabemos como el
agua dura, con exceso de cal, se deposita en el metal
cromado de los grifos, de ahí el utilizar una
copa de metal pulido para probar la pureza. Lo de las
legumbres, lo ratificará cualquier abuela que
sepa de pucheros y naturalmente, el tipo de plantas
que crecen con esta agua indican tambien sus contenidos:
los juncos viven mejor en agua encharcada y por tanto
llena de bactérias y microorganísmos,
que generan los nutrientes que necesitan. De la mísma
manera, una tierra en donde crecen ortigas es indicio
de tierra rica, por eso suelen salir ortigas en lugares
abonados como los huertos...
Aplicado al arte de la cantería y de la construcción,
el método es el mísmo: la observancia
del material, leer sus grietas, sus imperfecciones,
entender su función en el edificio es la clave
del correcto trabajo. La mano siempre tiene que ir precedida
del ojo, y este, en comunicación constante con
el cerebro.
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