Las pinturas del escocés David Roberts ( 1796-1864) constituyen un valioso documento del estado de los monumentos de Egipto y Nubia en 1838 y 1839. Sus acuarelas muestran los colores, hoy desaparecidos, de la entrada del templo de Hathor en Denderah.

Imágen: A la recherche de lÉgypte oubliée.Ed Gallimard.1986.

Esta litografía de Karl Lepsius de 1843 muestra la gran sala de columnas de Esneh, con restos de policromía.

Policromía original en las columnas de Medinet Habu.

Nuevamente restos de la esplendida policromía en un templo semienterrado: Colores azul añil y naranja alternando sobre el beige de la caliza.

Imágen: A la recherche de lÉgypte oubliée.Ed Gallimard.1986.

No podía ser de otro modo si vemos la explosión de color que se encuentra en los frescos del interior de algunas tumbas.

Resulta sencillo distinguir los hombres de las mujeres: el convencionalismo de los pintores otorga el color rojo para la piel de los hombres y el amarillo para la de las mujeres.

Imágen: A la recherche de lÉgypte oubliée.Ed Gallimard.1986.

En los frescos podemos ver detalles interesantes: al lado de egipcios encontramos personajes de piel clara y ojos azúles y barba, probablemente un esclavo de origen griego o bereber.

Al descubrirse la momia de Ramses , se descubrió que el viejo faraón, que murió a los 87 años, era alto y delgado,de piel clara, con unos mechones teñidos de henna de color rubio rojizo. Al estudiar las raíces vieron que originalmente había sido pelirrojo, por lo que el tinte simulaba su color natural antes de encanecer. Seti I, su padre y su tataranieto Siptah fueron tambien pelirrojos, por cierto el color del dios Seth, por lo que bien podian atribuirse ser descendientes del mismo diós.

(La Momie de Ramsès II: Contribution Scientifique à l'Égyptologie (1985). )

Años antes el antropólogo Pietrement se había referido en un ensayo publica en 1883 a las enseñanzas que las antiguas pinturas egipcias aportaban a los naturalistas, etnógrafos e historiadores. En dichas pinturas los libios eran hombres y mujeres blancos con pelo rubio, ojos azules y rasgos faciales nórdicos. El antropólogo Carleton Coon, de la Universidad de Harvard, avanzó en 1939 interesantes hipótesis basándose en los testimonios arqueológicos. En su obra "Las razas de Europa", hacía referencia a un testimonio: "La reina Hetep-Heres II de la IV Dinastía, hija de Keops, aparece en los bajorrelieves de su tumba con el pelo de color rubio, mechas horizontales pelirrojas y la piel blanca". La citada hija de Keops no era la única pelirrojiza de la familia. También su esposa y su cuñada lo eran, al igual que muchos otros miembros de la clase regente. La esposa de otro faraón, Kefren, era pelirroja con ojos azules, según se observa en las representaciones, al igual que en la tumba de la esposa de Faraón Zoser, (2800 a.C.) de la III Dinastía, que también era rubia pelirroja.¿alguien dá mas?...Al final resultará que en el Egipto de los faraones había más pelirrojos que en la mismisima Escocia.

http://www.egipto.com/cgibin/forum2004/archive/index.php/index.php?t-765.html

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Relieve de la tumba de la hija de Hetep-Heres II, llamada Meresankh III, que muestra a la reina con pelo o peluca rubio. En las tumbas se han encontrado bastantes peines para liendres, lo que explicaría la costumbre egipcia de afeitarse la cabeza y llevar pelucas. Esta costumbre, por cierto sigue manteniendose en las judías ortodoxas actuales.

( Img: www.touregypt.net/featurestories/fourthqueens.htm)

Osiris, el diós de la resurrección, se representaba con la cara pintada de verde, color que para ellos representava la vida y la prosperidad.

Obviamente, este color es de la vegetación y las cosechas de las orillas del nilo, fuente de toda su alimentación y por ende de su cultura: el antíguo egpto no es más que una delgada línea de tierra que se desliza a ambos lados del Nilo, del que no se alejaba más que en raras ocasiones.

( Img: www.congresoegipto.com/pt/mito_osiris.htm)

Las tumbas profanadas por los saqueadores presentan los frescos bastante deteriorados por el humo de las antorchas. Prácticamente ningún arqueólogo dedica tiempo a investigar COMO fueron pintados estos frescos, obviamente un paciente trabajo de semanas de duración, sin que quedaran restos del humo de las los sistemas e iluminación ( velas, lámparas de aceite...)

La respuesta es sorprendente y demuestra una vez más como la falta de un estudio transversal y multidisciplinar ha dificultado grandemente el entendimiento de la historia antígua: cualquier pintor sabe que se necesita luz solar para dibujar adecuadamente los tonos y colores, y esto fué lo que hicieron: pintar con luz solar, que conducían mediante espejos hasta la cámara mortuoria, por profunda que fuera. Tan simple y tán obvio, que casi ha pasado desapercibido...

La luz solar eliminaba otro problema raramente planteado: las lámparas de llama hubieran consumido una parte importante del poco oxígeno que llega hasta las tumbas, con lo que la solución es todavía más brillante, palabra totalmente adeuada para describir la ingeniosa solución hallada.

Pintura mural en una tumba de Abydos.

( Img: aegipto.blogia.com/2006/diciembre.php=)